De Lodares, ni rastro

5/2/2013 Bglezhuerta

      Hasta mediados de enero pasado, fueron las dos únicas casas que aguantaron en pie en lo más alto de lo que hace ya unos cuantos años fue Lodares. Eran las casas de tío Rafael y la de tía Ángela, de las que muchos de nosotros guardamos recuerdos entrañables. Durante los últimos 45 años, habían sido testigos mudos de una historia enterrada bajo sus pies. Una cumplió unos años como residencia del responsable del cuidado del ganado en la zona, además de hacer funciones de bar. La otra, como cuadra de ovejas y caballos. Pero ni la dura climatología ni los malos modos y usos pudieron con ellas, hasta que  una potente excavadora  las diese días pasados el último y definitivo emburrión haciéndolas desaparecer para siempre.