Amigos de la Montaña del Porma

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Domingo 20 de Enero de 2008

¿Cuantos años tiene?


      Eligió para vivir lo más alto de la vallina de Las Canales, por debajo de la vereda y colladín de Revienta Cristianos, avisando así de la dificultad del acceso. Allí, en la falda del Peñaruelo, a 1390 m de altitud aproximada, fue clavando sus poderosas raíces en la peña caliza hasta llegar a su ombligo, donde crece un ejemplar hijo suyo de escasos treinta centímetros.

      Su ramaje, refugio de mirlos y carboneras, se va haciendo con los años más horizontal. Gracias a Dios y al respeto que nuestros antepasados le tuvieron, sigue ahí vivo, aunque en los últimos tiempos vivió intranquilo la cercanía de los bulldózer, sembrando pinos frente a su elevada terraza.

      Su sexo: hembra ¿? ; sus medidas, teniendo en cuenta su ubicación, más que notables: 7,96 m de altura y 7,50 m de perímetro a ras del suelo; ¿su edad? quién sabe ... Él es el Tejo del Peñaruelo, testigo vivo de una historia de muchos siglos que allí, bajo sus pies, quedó ahogada por el progreso hace ya cuarenta y muchos años.

      En nuestros días, el tejo ya no forma bosques, y los que quedan viven en solitario, encontrándose en lugares donde la topografía les favorece. Ejemplo de esto es nuestro Tejo, bien cerca del monte de Tejedo, donde se sabe que hubo un auténtico bosque de ellos del que hoy solo quedan escasos y pequeños ejemplares.

      Muchas serían las causas que acabaron con ellos, parecidas en todas partes, entre otras: los incendios, la climatología, la deforestación y la toxicidad para el ganado que come de su ramaje, lo que hizo que los propios pastores contribuyesen también a terminar con ellos.

      Aunque en cuanto a esto último, hoy se sabe que no afecta a todos los animales por igual, siendo conocido que las vacas abortan si comen su hoja; que los conejos son inmunes y que los caballos y los burros mueren fulminados. Un paisano de Bermiego (Asturias), donde existe un enorme tejo que dicen es el más 'vieyu' de España, me aseguró hace unos años que : “aquí se cuidó siempre que los burros no se acercasen al tejo, pues se sabía que si comían su hoja morirían.”

      Siendo un árbol sagrado para los celtas, la llegada de los cristianos no debió cambiar mucho esto, pues construyeron sus iglesias y cementerios al lado de los viejos tejos. Así, una de las muchas leyendas que tiene este árbol, cuenta que sus raíces llegan a la boca de los difuntos, simbolizando la vida en la boca de la muerte.

      Su crecimiento es muy lento, siendo uno de los árboles más longevos que existen, pudiendo llegar a vivir hasta 4000 años, para lo que elige los abesedos, aunque también puede vivir a pleno sol. No es exigente en cuanto a suelo aunque muestra preferencia por los calizos con aceptables niveles de humedad.

      Su hoja, su tronco y su corteza son venenosas también para el hombre. Los griegos fabricaban veneno con sus semillas y lo colocaban en la punta de sus flechas para matar así a sus enemigos. La carne de su fruto si es comestible.    Aunque no come a nadie ni nada ocurre por merendar la tortilla a su sombra, disfrutando de su compañía y de un paisaje verdaderamente hermoso, no debemos abusar del manoseo de su ramaje y corteza. Por lo demás, nunca oí a nadie de Lodares que a consecuencia de ingerir su hoja o su fruto, algún animal se hubiese muerto. Mucho menos de personas.

      También tiene propiedades curativas, siendo los romanos quienes comenzaron a utilizar su sabia como antídoto contra las mordeduras de víbora. De su corteza extraen una sustancia, el taxol, que es uno de los más potentes anticancerígenos en la actualidad. Así que cuidémosle, pues hablamos de algo que puede terminar salvándonos la vida.

      Una antigua costumbre, que tenia lugar en la festividad del solsticio de verano, consistía en que las mozas arrojasen semillas de tejo al paso de los varones que pretendían, de ahí la conocida frase de “tirar los tejos” segun afirma Ignacio Abella en su libro 'La Magia de los árboles.

      En Lodares, en vísperas de la Pastora, de antiguo venía el que los mozos colocasen un ramo del Tejo en el tejado de la casa donde vivían las mozas a las que pretendían, lo que hacían sobre un tapín que pondrían previamente sobre la teja, cuidándose muy bien de no romper ésta, no fuera a ser que las ganas de conquistar la rapaza acabasen en una gotera en el tejado de su padre que podría echarles el plan por los suelos, me recordaba una vez el tío Julio (Julio Díez). Algo parecido hacían los mozos de Vegamián según me contó Cencio Martínez, quien también ha subido en alguna ocasión por los ramos.

      Uno y otro se preguntan cuantos años tendrá el Tejo, pregunta que ya recuerdan oírsela hacer a sus mayores, pero a la que nadie nunca dio respuesta.

      En nuestro entorno, el tejo está muy presente en Asturias y Cantabria, donde se encuentran principalmente al lado de las Iglesias, siendo en Asturias donde se conserva uno de los bosques más grande de tejo que hay en Europa, el monte de Sueve en la zona de Colunga, que al contemplarlo, más te puede parecer una asombrosa representación de una selva de otra época que la de un bosque de nuestros días. Algo qué, al que le guste la naturaleza, no debe dejar de ver.

      En nuestra provincia, hay tejos en el Bierzo, Laciana, alto Porma (P Lillo) y La Cabrera, siendo el que existe en el pueblo de San Cristóbal de Valdueza, el considerado como más longevo con más de mil años y unas medidas aproximadas de 14,6 m de alto y un perímetro de 5m. a 1,2 m del suelo. Vive en buenos terrenos al lado de un cementerio a 1115 m de altitud.

      El Tejo de Bermiego, al que me he referido antes, está al lado de una Iglesia y muy cerca de un cementerio, a una altitud de  700 metros y está considerado por algunos especialistas como el más viejo de España con más de 1500 años, y unas medias de 12 m. de alto y 6,6 m. de perímetro, es un verdadero monumento natural y así está considerado por la ley.

      Muy cerca de Bermiego, en el pueblo de Pedroveya, hay otro tejo justo delante de la Iglesia y el cementerio, de una altura similar pero con un perímetro muy inferior, puede que la mitad del de Bermiego. En el restaurante del pueblo, donde se come un pote asturiano digno de la mejor guía gastronómica, cuando les pregunté cuantos años tenía el tejo, me dijeron que -“muchos, siempre se dijo que tenía más de mil”.

      Todos a los que me he referido superan al del Peñaruelo en altura, en envergadura, pero no en perímetro, y en la mayoría de los casos están a una altitud inferior entre 300 a 700 m., en buenos terrenos y siempre al lado de una Iglesia, protegidos por tanto de vientos, etc.

      Aunque posiblemente no sea correcto extrapolar los ratios de crecimiento de unos ejemplares a otros y de unas zonas a otras, podemos suponer que si los tejos a que me he referido, que crecieron sobre los jugosos terrenos de los cementerios, desarrollaron un perímetro inferior al del Peñaruelo en mil, dos mil años, éste, que creció en terrenos mucho más pobres, a una altitud bastante superior y en un clima mucho más adverso, etc., ¿podría también superar el milenio?   Otras teorías estiman que esta especie aumenta su perímetro a razón de 2,50 cm por año durante el primer siglo de vida, para luego aumentar esos mismos centímetros cada 10 años. Aceptando esto último, una simple operación aritmética nos daría que su edad está en torno a los 2.100 años.

      ¿Cuántos años tiene entonces el Tejo del Peñaruelo? Seguramente ninguno de los planteamientos a que hago mención, sirva para aproximarse a la realidad. Así qué llegado aquí, me pongo de su lado para que siga manteniendo en secreto sus años como aquella antigua dama de la que nunca supimos su edad.

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