A la orquesta Baró que, formada por Lauro y Cándido, amenizaron durante muchos años la entrañable fiesta del Cristo de Rucayo, además de otras muchas de los pueblos desaparecidos.
Domingo 7 de ENERO 2.007
Sarita Álvarez Valladares
Con el bombo
y los platillos
la flauta y la acordeón
conservasteis el folklore
de esta tierras de León.
El recorrido era grande
las comarcas os recuerdan
vosotros les alegrabais
en las bodas y en las fiestas.
Cuando entrabais
en los pueblos
parecía una comparsa
con la cara de alegría
y las manos en la masa.
Y luego allí, en la Iglesia
nos tocabais ya la marcha
con tal garbo y sintonía
que algún mozo despertaba
cuando en el coro dormía.
Después desfilaban todos
al baile del mediodía;
las jotas que repetíais
incansables sin cesar,
y que al pueblo reunían;
“unos” lucían el traje
“otras” el tipo lucían.
Los chicos a vuestro lado
Los petardos encendían
y los otros, más pequeños,
piruletas exprimían.
A comer íbamos juntos
a casa de los abuelos
y suculentos manjares
nos vienen a los recuerdos
Seis o siete platos eran ..
Comienza con el batido
de la rica mantequilla
cocido y asado tierno
y la famosa morcilla
mazapanes y “bollicos”
con buenos tragos de vino,
café, puro y la copilla.
Los chistes y la armonía
La familia reunían.
Allá al caer la tarde
Otra vez en la pradera,
concurso de baile hacían
los casados y los mozos
las casadas y solteras
para ver a quienes perdían
¡bailaban como peonzas!
pasodobles y boleros
pero sobre todo jotas.
La canción de “aquel gatito”
“Los ojos de mi morena”
También “Angelitos negros”,
con amor y con prestancia
nos las tocaseis luego
para recordarla ahora
en tiempos de “tolerancia”.
Nuestro homenaje rendimos
con cariño y emoción
a estos músicos graciosos
“tamborileros mejor”.