Nuestra paisana, Amelia González, me hizo llegar días pasados, copia de un artículo publicado por la revista el Santo, sobre el origen de la advocación Misionera a la Divina Pastora.
Para no hacerlo demasiado extenso, resumo lo que dicha revista dice sobre ello. Tiempo habrá más adelante de hablar de cuando llegó la Imagen a Lodares.
La Virgen se aparece con traje de Pastora por vez primera, en la ciudad de Sevilla en el año 1703, bajo el coro del convento de los PP. Capuchinos, al mismo tiempo que hacia en él oración el Venerable P. Isidoro de Sevilla. Rogaba este gran misionero a la Virgen por la conversión de los pecadores, y Ella le indicó que para lograrlo la presentase y predicase como Pastora.
El Padre Isidoro encargó al pintor Alonso Tobar (de la escuela de Murillo) un cuadro con los siguientes datos:
“En el centro y bajo la sombra de un árbol, la Virgen Santísima sedente en una peña. La túnica roja, pero cubierto el busto hasta las rodillas, de blanco pellico, ceñido a la cintura. Un manto azul, terciado al hombro izquierdo, envolverá el contorno de su cuerpo, y hacia el derecho, en las espaldas, llevará el sombrero pastoril, y junto a la diestra el báculo. En la mano izquierda sostendrá unas rosas y posará la mano derecha sobre un cordero que se acoge hacia su regazo. Algunas ovejas rodearán a la Virgen, y todas en sus boquitas llevaran sendas rosas, símbolo de Ave María.
En lontananza se verá una oveja extraviada y perseguida por el lobo, a la que defenderá son su espada el Arcángel San Miguel cuando aquella pronuncie el Ave María, expresado por un rótulo en su boca.”
Tobar realizó a satisfacción los deseos del Venerable, y éste paseó la Divina Pastora por vez primera el 8 de septiembre por la Alameda de Hércules.
Otros misioneros capuchinos con el P. Isidoro desde entonces dieron todas sus misiones con el estandarte de la Divina Pastora y se obraron prodigiosos milagros.
El boceto del cuadro se conserva en un relicario en el convento de los Capuchinos, y el cuadro primitivo de Tobar, lo custodia la Hermandad de Santa Marina, que hoy radica en San Martin.
Bajo esta advocación la llevaron los Capuchinos a América y hoy se venera en todo el mundo.
Por ser la Virgen que está a la intemperie en el campo, se la considera Patrona del deporte, la Virgen del aire libre y del sol.