Amigos de la Montaña del Porma

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Domingo 6 de Agosto de 1995

Carta In Memoriam a D. Carlos Martinez en el Gamonal


El Gamonal, AGOSTO 1995

      ¡Buenos días  Carlos!

      En esta XII fiesta encuentro,  en la que un año más nos encontramos las gentes de los pueblos desaparecidos por el Pantano de Vegamián, rodeados de nuestros familiares y amigos, notamos y sentimos tu ausencia definitiva, igual que  la de cualquier otro paisano qué, año tras año, se va para siempre, mermando, lenta, pero definitivamente, este colectivo de nativos de los pueblos desaparecidos.   Todos los que te conocíamos, éramos sabedores de tu gran cariño a esta tierra. Cariño que demostraste antes de desaparecer el puenblo, cuando todos los veranos los visitabas para pasar en él tus vacaciones. Procurabas siempre que la iglesia estuviera hermosa, con la hornacina de la Divina Pastora perfectamente limpia y llena de flores, haciendo de ella nuestro estandarte.

      Se te podía ver conversando por estas eras del Gamonal con las gentes que estaban trillando, comentando los nuevos adelantos que en el gran Madrid, en el que tú ejercías, se producían, y a los que aquí éramos totalmente ajenos. Además de comentarlos, en alguna ocasión quisiste mostrárnoslos.  ¿Te acuerdas cuando trajiste aquel magnetófono (aparato que decía mi vecina Eladia q.e.p.d.) y grabaste nuestras voces sin que  pudiéramos imaginarlo? ... ¡Que sorpresa nos llevamos cuando las escuchamos a través de aquel aparato!

      En el verano la quietud serena y reposada del pueblo se veía alterada, felizmente, con la llegada de los veraneantes y, era en esta época de principios de verano, cuando se solía poner de tormentas, apareciendo de forma inmediata aquellos nubarrones tan negros, que no acertaban a escapar del cerco que formaban las peñas de la Vega y el Peñaruelo.  Eran aquellos días el momento de los proyectos, de las discusiones, de los recuerdos del verano anterior, entre la chavalería del pueblo y los veraneantes que, ante el peligro de tormenta, nos refugiábamos, bien en los hórreos de tras-la villa, bien en el portalón por el que se pasaba de mi casa a la del tío Paulino q.e.p.d. La clase magistral la dábamos los dos bandos, comenzando normalmente los veraneantes, contándonos que si en Madrid había tal o cual cosa, que nosotros no sabíamos lo que era y por ello el calificativo asignado era el de 'paletos'.

      Nosotros, lógicamente replicábamos, pero nuestros argumentos quizá no eran tan convincentes y nos costaba imponernos, para conseguir finalmente llevar aquello a un empate. Así,  recuerdo un oscurecer de aquellos añorados meses de verano, en el que nos contaban que en el parque de atracciones de Madrid había un aparato tan alto como el campanario, al que ellos subían y que estaba dando vueltas todo el día sin parar y así toda la semana, tirado por muchos caballos. Nosotros esto no lo podíamos creer, pues bien sabíamos que los caballos se cansaban, y aquí teníamos un buen ejemplo con el Caín de Pepe que no hacía más que estar tumbado por las eras.

      En esto que apareciste tú por allí y mediaste en la discusión, explicándonos que aquel aparato del que nos hablaban, se llamaba noria, y era una cosa redonda que daba vueltas y vueltas, y nos pusiste como ejemplo la rueda del carro allí aparcado, diciéndonos que la imagináramos suspendida el aire sobre de un palo horizontal y diversos cestos atados en todo su perímetro, donde se sentaban los chavales. Nos dijiste que ese palo movido por un motor como el del coche del tío Justo q.e.p.d., pero con mucha más potencia, era el que hacía girar sin parar a la rueda. Concluiste tu explicación aclarándonos  que esa potencia venía dada en caballos, así que nosotros ya quedamos convencidos.

       Así que cuando te fuiste, algo crecidos, contraatacamos a los veraneantes, pues tu sobrino Ramiro pensaba que las vacas lecheras llevaban los bidones de leche colgados del lomo, y así, ahora ya viéndonos superiores, les desafiamos para ver si distinguían una cagarita de un pedo de lobo. Y claro ahí les cogimos, ellos de eso nada de nada.

      Tú, que sospecho lo debías de estar pasando bien observando la discusión, interviniste de nuevo, demostrándonos que todos podíamos enseñar y aprender cosas a los demás, pues si ellos sabían mucho de los nuevos adelantos, nosotros, sabíamos otras muchas cosas, que incluso siendo mucho más antiguas, también eran importantes.

      También recuerdo un día que al atardecer estabas rezando el rosario. Un grupo de guajes habíamos estado cogiendo manzanas en el huerto que aquella tarde tocó, para llegar tarde a la Iglesia. Así que decidimos subir al coro de manera sigilosa y rápida para que nadie se diese cuenta de que llegábamos y de que llevábamos las manzanas por dentro de la camisa.

      Pero alguien de los que estaba oyendo misa debajo del coro, nos chistó aunque nosotros ni miramos para él. Más tarde arrodillados en el último peldaño, miramos por el hueco de la escalera, para ver quien era, con tan mala suerte que al agacharnos, las manzanas se salieron de la camisa, rodando escalera abajo para ir hasta mitad de la Iglesia.

      ¡Que susto! y que bronca nos echó Dª Ramona y luego tú cuando acabó el rosario. Más tarde al llegar a casa recibimos el consiguiente castigo, que entonces ya sabes, mínimo era un buen capón o un buen palo en el culo, los que aquí te daban con la misma vara que a los jatos. Y también por unas pocas manzanas, tampoco era para tanto ¿no te parece?

      Cariño que demostraste años después del éxodo, cuando nació la Asociación de la que fuiste un entusiasta valedor año tras año, dándonos ánimos en los momentos difíciles para seguir adelante con nuestro encuentro aquí en el Gamonal.

      Por todo eso pensábamos que algo extraño te había tenido que ocurrir, cuando el pasado año faltaste por primera vez a la cita. Llegó S Silvestre y supimos de tu grave enfermedad. Todos los allí presentes pedimos a nuestra Pastora te echase una mano en tu recuperación. Ella, estamos seguros, hizo lo que pudo. Pero ya sabes, ella también ha sufrido el éxodo, la expropiación forzosa y quizá, sin una Parroquia en propiedad donde ejercer, donde poder cumplir en condiciones con sus obligaciones ante Dios, su influencia se viese mermada.

      El caso es que un empujón brutal te ha derribado para ir hacia el cielo, donde te habrás encontrado con la gente de por aquí, y a buen seguro que hoy, todos juntos, estaréis celebrando La Pastora ahí arriba.

      También te habrás encontrado con Don Anibal, que hace poco se ha ido para allá. En él tienes un gran apoyo, pues ya sabes que sentía una gran simpatía por nuestra fiesta, igual que por la de Pardomino, a las que solía asistir casi todos los años. Habréis hecho un pequeño altar, eso sí, cara al público, como a ti te gustaba. Como el que te hizo el tío David para poner aquí en la Iglesia de Lodares ¿te acuerdas? Fuiste el primer cura de por aquí en decir la misa mirando al público. El resto lo seguían haciendo a la antigua usanza.

      Y que vergüenza pasábamos los ' sacristanes' al ayudar a misa y tener que mirar cara a cara a nuestra maestra, a nuestros padres y a quienes días atrás habíamos robado las manzanas. Nosotros, estate seguro, fuimos quienes menos agradeció aquel cambio que tanto había gustado a las gentes del pueblo.

      Por lo que aquí abajo se refiere, ya te comenté que es ésta la XII fiesta que celebramos. La Asociación, con el empeño de unos y el cariño de todos, va hacía adelante. Este año hemos puesto más árboles; árboles que hemos conseguido bastante grandes, pero no lo suficiente para  impedir que nos veáis desde ahí arriba.  Pero bueno, continuamos que es lo importante, trabajando con ilusión, con la puerta abierta a la cooperación y la crítica, de manera que por mucho tiempo podamos seguir encontrándonos en esta tierra de la que somos hijos tanto como de la propia sangre.

Un abrazo, don Carlos.